martes, 16 de junio de 2009

TRANSFORMAR TODAS LAS LUCHAS EN LUCHAS CONTRA EL IMPERIALISMO











Como una manera de frenar y reprimir la creciente protesta popular el viejo Estado burgués-terrateniente pone en práctica sus viejas mañas:

1.- Reprime abiertamente todo intento de protesta y huelga, valiéndose de los organismos represivos y de sus aparatos de inteligencia. Sólo basta ver las movilizaciones y huelgas más combativas, donde las fuerzas militares y policiales cumplen el papel de guardia pretoriana que arremete contra el pueblo.

2.- Pretende crear opinión pública favorable a las políticas implementadas, haciendo creer que los efectos de la crisis no han golpeado tanto a Chile, al tiempo que llama a los trabajadores a “apretarse el cinturón”, a “apretarse los dientes” o como dijo la flamante Ministra del Trabajo “a no salir a buscar trabajo si no es necesario” (como si salir a buscar trabajo fuera un hobby).

3.- Saca de las oficinas de los prestidigitadores de las encuestas los “resultados”, donde prácticamente, todo un país aprueba la gestión del actual gobierno. Aunque no puede ocultar que en el actual gobierno es donde más han aumentado –tanto en número con en radicalidad– las movilizaciones y protestas de diversos sectores de las masas.

4.- Presenta a los mismos peleles mantenidos por el imperialismo como los “novedosos” candidatos a las próximas elecciones. Donde el “progresismo” de los candidatos se mide en si están o no a favor de la legalización de la marihuana y de los matrimonios homosexuales. Con lo cual esperan encantar a la juventud no inscrita en los registros electorales.

Pero ninguna de estas maniobras ha logrado poner freno a la protesta popular, hasta el punto en que ya no existe día donde las masas de diversos sectores del país no lleven a cabo manifestaciones y protestas. Este es un primer paso en la lucha revolucionaria.

El paso siguiente es organizar todas las luchas en luchas políticas. Es urgente que la actividad espontánea de las masas se vaya transformando en actividad conciente, que se manifieste en duros golpes contra el imperialismo y sus lacayos. La actual crisis financiera imperialista nos brinda una excelente oportunidad para ello.

A los revolucionarios nos corresponde la tarea de redoblar los esfuerzos para, al interior de las masas, crear organización revolucionaria, explicando que todas y cada una de las demandas populares sólo pueden satisfacerse expulsando al imperialismo y conquistando el Poder para la clase obrera y el pueblo.




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