domingo, 23 de noviembre de 2008

LA ÚNICA SALIDA A LA CRISIS ES LA REVOLUCIÓN

“Así, desde el comienzo del presente siglo, en la situación de la industria se han producido continuamente oscilaciones entre períodos de prosperidad y períodos de crisis, y casi regularmente, cada cinco o siete años se ha producido tal crisis, con la particularidad de que cada vez acarreaba las mayores calamidades para los obreros, una agitación revolucionaria general y un peligro colosal para todo el régimen existente”. (F. Engels, Principios del comunismo, 1847).

La actual crisis económica, que ha estallado en las entrañas mismas de la bestia, no ha tardado en repercutir directamente en el resto de los países del mundo y más profundamente en los países atrasados como Chile.

Pero eso sí, no son “todos los chilenos” los que pagan las consecuencias. Los gobiernos lacayos de las semicolonias del imperialismo, se acometen a la tarea de descargar sobre los hombros del pueblo los resultados de la crisis, mientras que a la gran burguesía le entregan todo tipo de garantías y resguardos para que su existencia no se vea afectada en lo más mínimo. Sólo para dar un ejemplo, tenemos que durante la denominada “crisis asiática” la banca nacional obtuvo jugosas ganancias, al tiempo que el resto del país se vio sumido en el descalabro económico.

De la misma manera, hemos visto este año, como el gobierno proimperialista de Bachelet ha subsidiado a los grandes terratenientes, subiendo el precio del dólar para que no baje la tasa de ganancia en las exportaciones; insiste en blindar al monopolio del transporte (transantiago) hipotecando el presupuesto estatal; hace la vista gorda respecto a las AFP’s, que ha pesar de seguir acrecentando sus riquezas, vacían los ahorros de los trabajadores, que sólo en estos meses han perdido 9 años de cotizaciones. Incluso los sectores más reaccionarios (UDI-RN) ya han lanzado sus llamados a la flexibilizar el sueldo mínimo y a que se les permita a los grandes capitalistas poder despedir trabajadores sin la necesidad de cancelar todo lo que incluye el finiquito.

Mientras tanto: ¿qué pasa con los trabajadores y el pueblo? El gobierno se burla de ellos. Por un lado dice que no debemos alarmarnos, mientras que por otro lado se hacen llamados a “apretarse los cinturones y los dientes”, ser “austeros”, “ahorrar energía”, etc. Sin embargo, es sabido por todos que ya no hay cinturón que aguante el alza excesiva de de los servicios básicos, la gasolina, los alimentos, los arriendos e hipotecas, los intereses en casas comerciales y bancos, los aranceles de las casas de estudio, etc.

En este mismo marco de demagogia, el gobierno citó hace unas semanas a los representantes de todos los partidos electoreros para encontrar “respuestas” a la crisis. Como era de esperarse, estas “respuestas” fueron puros calmantes y parches y no soluciones reales, debido a dos cuestiones fundamentales:

1.- La actual crisis financiera no se debe a algún desajuste ni a la mala gestión de algunos (como quieren hacernos creer), sino que tiene sus causas estructurales en el sistema mismo de la economía imperialista. Por lo tanto, el pronunciarse objetivamente por una respuesta, hubiera obligado a estos señores a reconocer la necesidad de terminar de plano con el imperialismo.

2.- Los representantes de los partidos electoreros no tienen la menor intención de terminar con el imperialismo ni con la condición de semicolonia a la que se ve sometido nuestro país. Sus intenciones van por otro lado, por conquistar migajas, repartirse puestos ministeriales y cargos parlamentarios, desde donde seguirán engañando y explotando al pueblo.

Ante esta situación ¿qué camino seguir?

Lo primero que debemos tener en claro, es que por más grave que sea la crisis, este sistema de explotación y miseria no caerá por sí sólo. Es necesario que el pueblo, dirigido por el proletariado, ponga la lápida sobre los imperialistas y sus lacayos. Y eso sólo puede lograrse mediante una revolución. Se nos podrá decir que, en el momento actual el proletariado y el pueblo no cuentan con los instrumentos para emprender una guerra popular en forma inmediata, lo que es correcto. Sin embargo, el momento presente brinda estupendas oportunidades para que los sectores más avanzados comiencen a propagandizar las ideas revolucionarias al interior de las masas, explicando por ejemplo, que el alza del costo de la vida tiene relación directa con la existencia del imperialismo y de ahí la necesidad de luchar para derrocarlo.

Nuestra tarea actual consiste en preparar las condiciones para la lucha a niveles superiores. Lo que se traduce en: unirse a las masas, saber lo que sienten y anhelan, luchar con ellas y construir en ellas la organización revolucionaria.

Es por ello que hacemos el llamado a organizarse, discutir, propagandizar y elevar la formación ideológica. Solamente así estaremos en condiciones de poder emprender nuevas luchas en perspectiva de una revolución triunfante.

¡A PARAR LAS ALZAS CON LUCHA POPULAR!

AHORA MÁS QUE NUNCA ¡LA REBELIÓN SE JUSTIFICA!